sábado, mayo 05, 2007

Un taller propio

Una habitación propia siempre me ha parecido poco. Puede ser un buen principio pero si no añades un camino propio y un territorio compartido, la habitación propia es solo una celda.
Ser mujer es algo que una va descubriendo y construyendo. Unas cosas llegan solas como la regla. Otras requieren algo de búsqueda, como el embarazo.
Ser artista es lo mismo. Así que ser mujer artista se va descubriendo y se va construyendo.
Supongo que en algunas cosas se parece a ser hombre artista y en otras no tanto. Lo que me interesa destacar es la diferencia con la que se vive la vida cuando eres mujer y además pretendes vivir del arte, en el arte, para el arte. Diferencias respecto a otros hombres y mujeres en general y diferencias respecto a los hombres que quieren vivir del arte, en el arte, para el arte, en particular.


PREGUNTA DE HOY
¿Cómo es el taller de una mujer pintora?

RESPUESTA:


Una gran habitación con tres ventanas sin cristal y contraventanas de madera, que dan al sur, y un ventanuco similar que da al norte. El tejado está sujeto por troncos de castaño y un entramado de ripias de pino cubierto por tejas. En invierno hace mucho frío y no se puede utilizar. En verano te cueces viva cuando el sol aprieta aunque tiene un buen rato por la mañana temprano.

Antes secaban el tabaco y la matanza.
Todavía tiene clavados, a lo largo de todo el techo, los alambres donde colgaban las plantas de tabaco. En medio hay una escalera, sin protección ninguna, que desciende a la cocina de la vivienda.
El aire es muy limpio y a unos 40 kmts., se divisan los Montes de Toledo.
La casa está situada en la falda de las montañas de Gredos.
El clima es templado y cuando sopla el viento puedo ver
como mueve sus hojas el limonero
de mi vecino, el de la calle de Abajo.




1 comentario:

Anónimo dijo...

bueno ya voy viendo algo de Poyales
aqui andamos debatiendo,como se puede vivir en un pueblo tan paqueño y de que manera se puede sobrebibir economicamente.
besos patxi