sábado, febrero 26, 2011
Escribir poesías
En la tarde de los álamos
que ya ni existen ni son,
una mujer dibujaba
poesías con el ratón.
“Es el silencio del día
el que me ayuda a inspirarme.
Son las teclas de la máquina,
son las aguas de mi cauce.
La lavadora me espera,
los horarios y los ruidos,
amenazan con pararme.
De comer ni puta idea.
De cenar ya ni acordarme.
La palabra que florece
en mi cuerpo a cada instante
va formando sus dibujos,
va contando mis percances”.
En la tarde de los álamos
que ya ni existen ni son,
una mujer dibujaba
poesías con el ratón.
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